No hay otro amor que el de Dios. Publicado por Un Curso de Milagros |
Tal vez creas que hay diferentes clases de amor. Tal vez creas que hay un tipo de amor para esto y otro para aquello; que es posible amar a alguien de una manera y a otra persona de otra. El amor es uno. No tiene partes separadas ni grados; no hay diferentes clases de amor ni tampoco diferentes niveles; en él no hay divergencias ni distinciones. Es igual a sí mismo, sin ningún
cambio en ninguna parte de él. Ninguna persona o circunstancia puede hacer que cambie.
Es el Corazón de Dios y también el de Su Hijo.
El significado del amor queda velado para todo aquel que crea que el amor puede cambiar pues
no se da cuenta de que un amor cambiante es algo imposible. Y así, cree que algunas veces puede
amar y otras odiar. Cree también que se puede profesar amor sólo a una persona, y que el amor
puede seguir siendo lo que es aunque se le niegue a los demás. El que crea estas cosas acerca
del amor demuestra que no entiende su significado. Si el amor pudiese hacer tales distinciones,
tendría que discernir entre justos y pecadores, y percibir al Hijo de Dios fragmentado.
El amor no puede juzgar. Puesto que en sí es uno solo, contempla a todos cual uno Solo.
Su significado reside en la unicidad. Y no puede sino eludir a la mente que piensa que el amor es
algo parcial o fragmentado. No hay otro amor que el de Dios, y todo amor es de Él. Ningún otro
principio puede gobernar allí donde no hay amor. El amor es una ley que no tiene opuestos
Su plenitud es el poder que mantiene a todas las cosas unidas, el vinculo entre Padre e Hijo
que hace que Ambos sean lo mismo eternamente.
Ningún curso cuyo propósito sea enseñarte a recordar lo que realmente eres podría
dejar de subrayar que no puede haber diferencia entre lo que realmente eres y lo que es el amor. El significado del amor es tu propio significado, el cual Dios Mismo comparte. Pues lo que tú ereses lo que Él es. No hay otro amor que el Suyo, y lo que Él es, es lo único que existe. nada lo limita, y, por lo tanto, tú eres tan ilimitado como Él.
Ninguna ley que el mundo obedezca puede ayudarte a entender el significado del amor.
Las creencias del mundo fueron concebidas para ocultar el significado del amor y para mantenerlo oculto y secreto. No hay ni un solo principio de los que el mundo defiende que no viole la verdad de lo que es el amor, y de lo que, por ende, eres tú también.
No busques tu Ser en el mundo. El amor no se puede encontrar en las tinieblas ni en la muerte.
Sin embargo, es perfectamente evidente para los ojos que ven y para los oídos que oyen la Voz del amor. La práctica de hoy consiste en liberar a tu mente de todas las leyes que crees que debes obedecer, de todas las limitaciones que rigen tu vida y de todos los cambios que crees forman parte del destino humano. Hoy vamos a dar el paso más ambicioso de los que requiere este curso en tu avance hacia el objetivo que ha e stablecido.
Si hoy consigues tener el más leve vislumbre de lo que significa el amor, habrás
salvado una distancia inconmensurable ha cia tu liberación y te habrás ahorrado un
tiempo que no se puede medir en años. juntos, pues, regocijémonos de dedicarle
algún tiempo a Dios y de comprender que no hay mejor manera de emplear el tiempo
que ésa.
Dedica hoy quince minutos en dos ocasiones a escaparte de todas las leyes en las
que ahora crees. Abre tu mente y descansa. Cualquiera puede escaparse del mundo
que parece mantenerte prisionero si deja de atribuirle valor. Deja d e otorgarle
valora sus míseras ofrendas y absurdos regalos, y permite que el regalo que Dios te hace los reemplace a todos.
Invoca a tu Padre con la certeza de que Su Voz te responderá.
Él Mismo lo ha prometido, y Él Mismo pondrá una chispa de verdad en tu mente
cada vez que renuncies a una creencia falsa, o a una tenebrosa ilusión de tu realidad y
de lo que significa el amor. Él irradiará hoy a través de tus vanos pensamientos y
te ayudará a comprender la verdad del amor. Con amorosa ternura morará contigo a
medida que dejes que Su Voz le enseñe a tu mente abierta y despejada el
significado del amor. Y bendecirá la lección con Su Amor.
Hoy la legión de años que tendrías que esperar en el futuro para tu salvación desaparece
ante la intemporalidad de lo que estás aprendiendo. Demos gracias por habernos librado de un futuro que hubiese sido igual que el pasado. Hoy dejamos atrás el pasado para nunca jamás volver a recordarlo. Y alzamos los ojos para contemplar un presente muy distinto, en el cual se vislumbra un futuro que en nada se parece al pasado.
El mundo que a caba de nacer aún se encuentra en su infancia. y lo veremos crecer
fuerte y saludable, para derramar su bendición sobre todos aquellos que vengan a aprender a desprenderse del mundo que pensaban había sido engendrado con odio para ser el enemigo del amor. Ahora todos ellos se liberan junto con nosotros. Ahora todos ellos son nuestros hermanos en el Amor de Dios.
Nos acordaremos de ellos en el transcurso del día, ya que no podemos excluir de nuestro amor a
ninguna parte de nosotros si queremos conocer a nuestro Ser. Por lo menos tres veces por hora piensa en alguien que te acompaña en esta jornada, y que vino a aprender lo mismo que tú tienes que aprender. y cuando te venga a la mente, comunícale este mensaje de parte de tu Ser:
Te bendigo, hermano, con el Amor de Dios, el cual quiero compartir contigo.
Pues quiero aprender la gozosa lección de que no ha otro amor que el de Dios, el tuyo, el mío y
el de todos. |
domingo, 6 de mayo de 2012
No hay otro amor que el de Dios.
martes, 1 de mayo de 2012
Carta de Jefe indio Noah Sealth al Presidente Benjamin Franklin. ¿Quién es el salvaje?
En
el año 1854 el jefe indio Noah Sealth respondió de una forma muy especial a la
propuesta del presidente Franklin Pierce para crear una reserva india y acabar
con los enfrentamientos entre indios y blancos. Suponía el despojo de las
tierras indias. En el año 1855 se firmó el tratado de Point Elliot, con el que
se consumaba el despojo de las tierras a los nativos indios.
Noah
Sealth, con su respuesta al presidente, creó el primer manifiesto en defensa
del medio ambiente y la naturaleza que ha perdurado en el tiempo.
El jefe indio
murió el 7 de junio de 1866 a la edad de 80 años. Su memoria ha quedado en el
tiempo y sus palabras continúan vigentes. Para que aquellos que no lo hayan
leído u oído, escuchad con atención porque es un canto al Ecologismo y a la Tierra…
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas ¿Cómo podrían ustedes comprarlos? Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos por las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esa bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y así mismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
Por todo ello cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.
El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino, también, representa la sangre de nuestros antepasados. Si le vendemos nuestra tierra deben recordar que es sagrada y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con la que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Les secuestra la tierra a sus hijos.
Tampoco le importa, tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o piedras de colores. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solo un desierto.
No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola visita de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizá sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos.
Pero quizá también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido solo parece insultar nuestros oídos. Y después de todo, ¿para que sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras o las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.
El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al olor. Pero si les vendemos nuestras tierras, deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida también recibe sus últimos suspiros.
Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello, consideramos su oferta de comprar nuestras tierras y si decidimos aceptarla yo pondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudrirse en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina humeante puede importar más que el búfalo, al que nosotros solo matamos para sobrevivir.
¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que suceda a los animales también le sucederá al hombre, todo va enlazado.
Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre; y que todo lo que le ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos: todo va enlazado, como la sangre que une una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él solo es un hijo. Lo que hace con la trama se los hace a si mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo quizá seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra algún día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece, lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan, pero no es así. El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él, y si se dañase provocaría la ira del Creador. También los blancos se extinguirán, quizá antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes caminaran hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza de Dios sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.
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